Alfareras de Amatenango: Albertina y Maria (parte 1)

 

Albertina y Maria son dos artesanas originarias de Amatenango del Valle. Al igual que muchas mujeres de este lugar aprendieron a hacer piezas de barro desde que eran niñas, imitando lo que hacia su mama. Jugaban con el barro haciendo figuritas – para ellas era la plastilina del lugar con la cual hacían tacitas y platitos para poder jugar.
Las tareas de casa eran exclusivas para las mujeres, los hombres se iban al campo a sembrar la milpa y cosechar. Después vendían lo cultivado para ganar dinero y llevar el sustento a casa. “Nosotras nos quedábamos con mi mamá haciendo cosas de cocina, y también nos enseño a amasar el barro. Nos regañaba para que lo hiciéramos bien, hasta que poco a poco lo logramos. En la familia siempre se han hecho las palomas. Las veíamos en el campo y después las hacíamos en la casa”, cuenta Albertina. “Cuando ya eramos grandecitas aprendimos el oficio como es: nos levantábamos temprano y nos llevaban a los bancos de arena, con barreta excavamos bien duro para moler la piedra (piedra caliza) y con nuestras manos la cribábamos (filtramos) para quitarle las piedritas y llenar los costalitos de arena. Antes no había moto-taxi, así que las triamos cargando a casa” nos cuenta Maria.
Las mujeres tienen que almacenar la materia prima para poder trabajar. Algunas mujeres cargan hasta 50 costales de 20 kilos cada uno en varios viajes para poder hacer sus artesanías. Lo mismo pasa con el barro, el cual se extrae entre los meses de enero a mayo cuando es la temporada de seca, cuando comienzan las lluvias es imposible hacerlo. “Lo duro es sacar el barro. Si quieres tener del mas bueno, eso es el que mas cuesta ya que esta mas profundo. Rudy haber que día vienes con nosotras a sacar barro” me comentan riéndose al mismo tiempo que se imaginan la escena.
Al igual que la arena, el barro es acumulado en costales de 20 kilos y es transportado por las artesanas hasta su vivienda. Tanto los bancos de arena y el lugar de donde se extrae el barro están en las orillas del pueblo, por lo que sacarlo y transportarlo se convierte en una tarea titanica. Actualmente reciben ayuda de los hombres, ya que estos se han dado cuenta que puede ser una actividad productiva y que ayuda a la economía familiar. En algunas familias exitosas los papeles se han invertido y son las mujeres quienes proveen el sustento y dan trabajo a los integrantes de la familia, incluyendo los hombres.
“Alrededor del pueblo se encuentran todavía algunas piedras que una vez molidas nos sirven como pinturas y le dan color al barro. Si mueles la piedra amarilla, entonces te sale el barro de color rojo, y si no le echas entonces sale natural. El mas difícil es conseguir el color negro, ya casi no se encuentra. Yo tengo algunas piedras que me dejó mi mama, pero esas no las utilizo, solo me quedan de recuerdo” continua Albertina con su relato.
Amatenango del Valle se localiza en una pequeña elevación denominado como un fértil valle cubierto de maizales, ubicado a 38 km de San Cristóbal de la Casas por la carretera federal hacia Comitan de Domínguez. Mejor conocido por la excelente alfarería que realizan sus habitantes, quienes para su elaboración aún utilizan métodos prehispánicos.

Juntos podemos lograr grandes cambios, consumo local, no pidas rebajas, se justo para valorar el trabajo hecho a mano con amor.

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